¡Soy inocente!

Realmente no soy yo el que pido los juguetes, ni los gusanitos, ni los caramelos con palito, ni...; la culpable es mi mamá. Ella es la que me está llevando por el mal camino.
Si pasamos por una tienda de golosinas es mi mamá la que dice: ¿quieres unos gusanitos? o ¿quieres un chupa-chups?; y da lo mismo lo que yo responda, ella me los compra.
Si pasamos por una tienda de juguetes me pregunta: ¿quieres un juguete? Y da lo mismo lo que yo responda, ella me lo compra.
Tengo que reconocer que yo siempre respondo que sí, pero yo no soy quien se lo pide.

¡Qué cosas tienen los mayores!

La última ocurrencia de mis papás es que ahora tengo que meterme un palo con pelos en la boca y pasarlo por los cuatro dientes que tengo, cada vez que me voy a la cama o me como algún caramelo.
¿Qué será lo próximo?

¡Ha vuelto el constipado!

Hoy no me he levantado muy bien, he pasado una mala noche con muchos mocos y con algo de tos.
Mi papá ha dicho que ya ha llegado "el constipado", y yo por más que he buscado no lo he encontrado.

¡Soy adicto al chupete!

Creo, bueno no creo, estoy seguro que soy adicto al chupete. Sólo aguanto sin él en la guardería, pero es que la guardería, es un "espacio sin chupete".
Y además no me vale cualquier chupete, sino que tiene que ser única y exclusivamente el de Chicco (que no todo lo de Chicco es malo), y más concretamente el de la foto.
Pero además tiene que ser el de 18 meses, ya que por una equivocación de mi mamá, lo tengo de ese tamaño desde que nací. Ahora me queda bien, pero cuando era más pequeño, me llegaba hasta la campanilla; vamos que no podía ni chuparlo, por que no me quedaba espacio en la boca para mover la lengua.
Cada principio de mes me hago la promesa de dejarlo, bueno, son mis papás los que se hacen la promesa de que me lo van a quitar, pero...
Y no os riáis, por que yo tarde o temprano lo voy a dejar, pero sé de más de uno que se hacen la promesa de dejar de chupar esos palitos blancos que echan humo, o de reducir el tamaño de sus barriguitas, pero que nunca lo hacen y nunca lo harán.

El agujero blanco

Desde hace dos o tres días mis papás me sientan en un agujero blanco como el de la foto.
Pero ¿por qué?, pues no lo sé. Sólo os puedo decir que ellos me sientan y se quedan mirándome como tontos. ¿Es que esperan algo?
Yo les miro, ellos me miran, pero..., no ocurre nada, de nada.

¿Por qué está embarazada otra vez la princesa Letizia y la reina de mi casa no?

Cuando hablo de la reina de mi casa me refiero a mi mamá y cuando hablo de la princesa Letizia, me refiero a la esposa del príncipe.
Pues la princesa está embarazada, por que no tiene una hipoteca, pero sí una mansión; por que no tiene que pagar las letras del coche, pero sí tiene coches para elegir; por que no tiene que preocuparse de dónde tienen que ir sus hijos al colegio, aunque no le pedirán puntos por proximidad, ni irá a uno público; por que no tiene que pagar gas, luz, teléfono, agua, pero sí hace uso de cada uno de ellos;...
Vamos, por que ella es la princesa de Asturias y mi mamá la reina de mi casa.

Y mañana, ¡Otra vez lunes!

El que inventó los fines de semana, ¿no se le ocurrió hacerlos más largos?
¡Pero si se pasan sin darme cuenta!. Y además éste en concreto no me ha dado tiempo a molestar a mis papás y me he quedado dormido sin yo darme cuenta.
Para mi que me están echando algo en la comida o quizá sean los cuentos que desde hace pocos días me lee mi mamá en cuanto me mete en la cuna. Por que lo único que recuerdo de un día para otro es a mi mamá leyéndome un cuento; que se me empiezan a cerrar los ojos y...

¡Por fin es viernes!

Aunque parezca que no, a los bebés también nos apetece que llegue el fin de semana, sobre tod para estar más tiempo con nuestros papás.
Les despertamos tempranito para aprovechar mejor el fin de semana, y de esta manera evitamos que pierdan la rutina de madrugar.
Por supuesto de siesta ni hablamos, o por lo menos no cuando ellos quieran, sino cuando nosotros queramos.
Les pedimos que jueguen con nosotros durante todo el día para no perder, esta vez nosotros, la rutina de la guardería.
Lloramos y nos quejamos más de lo normal, pero son sólo ejercicios de calentamiento para la semana siguiente.
Tardamos más en comer que en la guardería, por que en el fin de semana no tenemos que competir con nuestros compañeros.
Intentamos dormirnos más tarde por la noche, etc., etc.
Pero que quede claro que todo es para estar más tiempo con nuestros papás.

En busca del colegio perdido (II)

Hoy mi papá ha consultado en internet (http://gestiona.madrid.org/pipa_pub/run/j/Inicio.icm?), los colegios para los que nos dan cuatro puntos, y sólo son cinco (2 públicos y 3 privados), con varias pegas. Se supone que los 3 privados son concertados, pero no, uno de ellos es privado, privado; en otro, como ya os dije, pidieron siete puntos el curso pasado y del otro no tenemos noticias. Total, que nos quedan los dos públicos.
Pero ocurre otra cosa curiosa, resulta que la zona donde nos dan los cuatro puntos, no es una zona de una distancia desde mi casa en todas direcciones, sino que la zona ya está fijada y la línea de separación entre mi barrio y el de al lado es la calle posterior a donde vivo, con lo que ocurre algo increíble, no me corresponden colegios que están a pocos metros de mi casa (cruzando la calle mencionada), pero tengo cuatro puntos en colegios a los que tengo que llegar en coche, por estar en barrios alejados. Mi papá dice que estando en la época que estamos (que podemos saber los cines o restaurantes más cercanos a donde nos encontremos mandando un mensaje de móvil), es tercermundista que no puedan hacer lo mismo con las zonas de los barrios para los colegios.
Ocurre también que hay barrios que tienen cuatro puntos en 8 colegios públicos y 10 concertados y otros que tienen 2 públicos y 1 concertado.
Vamos, vergonzoso.
Y con lo de los puntos mi papá sigue dándole vueltas y vueltas y cada vez se cabrea más. Supongamos unos papás normales con un solo hijo (algo normal actualmente con el precio de las soluciones habitacionales y trabajando los dos papás), que el hijo esté totalmente sano (que es lo que toda mamá y papá desea) y que ganen de renta per cápita (ya os dije que no sé lo que es eso) el 101% del salario mínimo interprofesional (poco más de 1800 euros al mes y 21600 al año; no le correspondería hacer la declaración de la renta. Todo esto según mi papá, por que yo no me estoy enterando de lo que estoy escribiendo). Pues bien, les corresponderían 4 puntos por cercanía del colegio y 1 por la renta, ni uno más ni uno menos, total, 5 puntos. ¿Cómo se llega a los siete famosos?. Pues no se llega y al final te toca uno público en otra zona distinta a la de tu barrio, en la que han sobrado plazas, por que los papás de la zona que sí les corresponde no lo han pedido ni como última opción, ¿es que le ocurre algo al colegio?. Sacad vuestras propias conclusiones.
Seguiremos informando.

Escuela de adiestramiento

He podido observar cuando voy al parque con mis papás que poco nos diferencia a los bebés de los perros a la hora de recibir órdenes de los mayores. A saber:
¡NO! (orden utilizada en el 90% de las veces), ¡quieto!, ¡ven aquí!, ¡no llores!, ¡come!, ¡corre!, ¡escúpelo!, ¡suéltalo!,…
Las únicas palabras que no utilizan los papás con los bebés son “sit” y “plas”, aunque creo que mi papá se ha quedado alguna vez con las ganas.
P.D.: ¿Y la frase “ven aquí que te levanto” que utilizan las más cuando nos caemos?, es para analizarla.

En busca del colegio perdido (I)

Mis papás han comenzado hoy la dura tarea de buscarme un colegio.
Lo primero que han hecho es contar los puntos de que disponen para optar a los colegios públicos y concertados que nos correponden.
Comenzamos bien, proximidad 4 puntos; pero continuamos muy mal, hermanos 0, renta per cápita 0 ¿qué narices es eso?, aunque mi papá se pregunta, ¿Cómo se puede vivir con una renta per cápita de entre 1500 y 2500 euros?, (cuando mis papás pidieron las ayudas de las guarderías privadas ocurría algo parecido, para optar al máximo, los 150 euros de ayuda, había que ganar dos duros, y si se gana dos duros ¿cómo se puede pagar una guardería privada?, ¿?), en el resto de apartados 0, 0, 0, 0. La suma es fácil, 4 puntos, mi papá ha dicho que peor que en Eurovisión, pero no he entendido la gracia.
Preguntamos en los 6 concertados que nos tocan por proximidad (2 de ellos entre los 100 mejores publicados en El Mundo), 6, 7, 7, 7, 6 y 7 puntos respectivamente. No puedo optar a ninguno.
¿Os ha pasado lo mismo?, ¿de dónde saca la gente los puntos?
Seguiremos informando.

¡Siempre lo que manden los mayores!

¿Por qué si por la noche no tengo sueño me tengo que ir a dormir?
¿Por qué por las mañanas cuando estoy en el mejor sueño me tienen que despertar?
¿Por qué tengo que comer cuando digan mis papás y la cantidad que ellos quieran?
¿Por qué si mi mamá tiene frio yo también tengo que tenerlo?
¿Por qué si les pido algo claramente, me hacen veinte preguntas?, ¿es que no me entienden?
¿Por qué me dicen NO a todo lo que hago?

Papás imprudentes

Cada vez que vamos a algún lugar en coche, mis papás me sientan en mi sillita (que es la de la foto, aunque la mia es azul). Al igual que ellos, me ponen los cinturones de seguridad. La verdad es que mi sillita es bastante cómoda ya que siempre me quedo dormido a los pocos minutos de comenzar el viaje y sólo me despierto cuando llegamos, vamos como la dormilona de mi mamá.
Pero aún sigo viendo cómo otros niños van en los coches sin sillita, sin cinturon e incluso sentados encima de sus papás en el asiento del copiloto. Digo yo que esos papás no valoran mucho la vida de esos niños; porque si ellos no lo quieren llevar, que no lo lleven, ya son mayorcitos y saben las consecuencias; pero por favor, que piensen en la seguridad de sus hijos. Gracias a todos los papás prudentes.

Teléfono complicado de ayuda al menor.

Ayer escuché a mi papá comentar con mi mamá que en el dominical de un periódico hablaban del "bullin", o acoso infantil y daban un número de teléfono de ayuda al menor de la Fundación Anar (900 20 20 10).
Y mi papá se pregunataba: si hay números cortos de la policia (091), de emergencia (112), de atención telefónica (11818, 11811, 11824,...), de las empresas de telefonía para obtener nuevos clientes (1414, 1422,..), ¿por qué narices no hay un número de teléfono cortito y fácil de recordar, como esos ejemplos, y no un número de 9 cifras?
P.D. Mi papá también comentó que ocurre lo mismo con los teléfonos para mujeres maltratadas.

Objetos inútiles (II): El Babypappa

Hoy os voy a hablar de otro objeto inútil que regalaron a mi mamá y que ha utilizado dos (2) veces, la primera fue para analizar el producto, un aparato que sirve para cocer la comida y triturarla después, vamos como lo que los mayores conocéis como robot de cocina, pero en tamaño bebé. La segunda fue el contraanálisis del producto para confirmar que no valía para nada.
¿Por qué?, pues porque cocer, cuece bien, pero triturar, pues…, no tritura muy bien que digamos. Además el recipiente de cocción y triturado es muy pequeño.
Y cuesta 100 euros, nada más y nada menos.
Mi mamá lo tiene guardado en un armario, con otros objetos inútiles y me hace la papilla con la olla de siempre y la batidora (objetos que hay en todas las casas) y salen mmmmmmmm, sólo de pensarlo se me empieza a caer la baba. Y sale una cantidad considerable.

¡Esto sí es velocidad!

¿Cómo es posible que mi aparato digestivo elimine de mi organismo lo que he comido hace cuatro horas?
Me van a quitar 3 puntos de mi carnet de conducir triciclos por exceso de velocidad en la evacuación.

La vuelta al cole

Hoy he vuelto a la guardería, como otros muchos bebés. Se acabaron las vacaciones.
¡Que guay!, habrán dicho algunos papás, que ya no sabían a quién colocarnos.
Pero para nosotros no es guay. Nosotros padecemos el síndrome postvacacional ese, pero lo nuestro es de verdad, no como los mayores, que lo que tienen es un cuento...
Después de un mes de vacaciones, en la playa, en la piscina, todos los días jugando, sin tener que madrugar, desayunando tranquilamente,… Hoy se ha acabado todo. A las siete y cuarto arriba, me enchufan el biberón;
- “¡Rápido, el pañal!”, decía mi madre,
- “¿Dónde están los zapatitos del niño?”, gritaba mi padre;
- “¡Venga, que llegamos tarde!”, gritaba esta vez mi madre,
Y yo tan feliz, pensando que nos íbamos de paseo, pero no, me esperaba algo peor.
Sí me han sacado de paseo, pero hemos pasado de largo por el parque y los columpios y entonces lo he entendido todo. No íbamos de paseo, me llevaban a la guardería.
En cuanto me he dado cuenta, he empezado a llorar, a gritar, me he agarrado a la pierna de mi mamá, pero no me ha servido de nada, mi mamá me ha dejado abandonado en la guardería, como a mis compañeros sus mamás.
Todos llorando y gritando, aquello era un escándalo. Pero ésta se la guardo.
Mientras escribo estas letras estoy pensando en mi venganza, que será terrible.

P.D. Al final me lo he pasado fenomenal con mis amiguitos pensando un plan para fugarnos.

Objetos inútiles (I): los intercomunicadores

Habéis oido hablar de unos objetos que vienen de dos en dos, que uno se deja en la cuna del bebé y otro lo llevan los papás encima o cerca de donde están, para poder saber cómo nos encontramos, cuándo lloramos, cuándo respiramos, etc., etc.
Sí, sí, esos objetos que no valen para nada en las casas normales (o soluciones habitacionales de 30 metros cuadrados), por que el sonido del niño llorando se escucha antes sin el aparatito que con el aparatito, por que nuestras mamás tienen un oido más sensible que el sensor de estos aparatitos, por que al final algún vecino tiene uno igual y mis papás acuden cuando llora el vecinito y los papás del vecinito cuando lloro yo, o se escucha a la policía en una persecución, o...
Y encima los hay que tienen cámara, ... y algunos de visión nocturna.
A mis papás les regalaron una pareja de esos aparatitos y sólo pusieron las pilas para probarlo. Se lo dejamos a los papás de una amiguita y no sé si le llegaron a poner las pilas.
Vamos que lo único que se te ocurre decir al ver uno de estos aparatitos es: "Saludo a mi papá y a mi mamá que seguro que me están escuchando y/o viendo"
P.D.: Sacad vuestras propias conclusiones.