¡Soy inocente!
Realmente no soy yo el que pido los juguetes, ni los gusanitos, ni los caramelos con palito, ni...; la culpable es mi mamá. Ella es la que me está llevando por el mal camino.
Si pasamos por una tienda de golosinas es mi mamá la que dice: ¿quieres unos gusanitos? o ¿quieres un chupa-chups?; y da lo mismo lo que yo responda, ella me los compra.
Si pasamos por una tienda de juguetes me pregunta: ¿quieres un juguete? Y da lo mismo lo que yo responda, ella me lo compra.
Tengo que reconocer que yo siempre respondo que sí, pero yo no soy quien se lo pide.
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