¡Y el café a 80 céntimos!

Cuando en mi casa o la de mis yayos, o las de mis tios, se comenzaba a discutir por algún tema importante, o no tan importante, y ésta comenzaba a subir de tono, alguno soltaba la frase: "Y el café a un euro".

La frasecita era mano de santo (probadlo, probadlo), inmediatamente se dejaba el tema sobre el que se estaba discutiendo y se hablaba de lo que había subido el precio de las cosas con el paso de la peseta al euro (tengo que reconocer y como os podéis imaginar, que yo sólo he visto las pesetas que tiene mi papá guardadas; hasta un billete de 10.000 pesetas, una miseria comparado ahora con el billete de 500 euros).

Ahora resulta que el gran tema de conversación es que el otro día el presidente del gobierno dijo que el café costaba 80 céntimos. La persona que lo preguntaba a lo que se quería referir era a que desde que ha entrado el euro la vida es mucho más cara. Otra de las personas que le hizo una pregunta al señor Zapatero se refería a por qué hay tanta diferencia entre las ayudas que reciben los ciudadanos de los distintos paises europeos a la hora de recibir ayudas por tener hijos (un ciudadano español tendría que tener más de 50 hijos para igualar a alguno de los paises del norte de europa); si vísteis el programa (yo no lo vi, pero mi papá sí), el señor Zapatero no respondió a la pregunta, sino que respondió que las pensiones estaban aseguradas... y tal y pascual.

Y aunque nuestros papás tienen unas "impresionantes" ayudas (que ya he comentado alguna vez), 100 euros en Madrid al nacer, 100 euros al mes los tres primeros años (que luego no te puedes "desgravar" en la declaración de la renta), 90 euros para ayudas a los que vamos a las guarderías privadas (las cuales cuestan una media de 300 euros), por que no hay plazas suficientes en las públicas, ¿etc, etc.?..pues nuestros papás se las ven y se las desean para llegar a fin de mes y como tan bien os comenté alguna otra vez, nos incluyen a la hora de solicitar reunificación de deudas, junto a la hipoteca, la letra del coche y de las tarjetas de crédito; y sin posibilidad de devolvernos si no quedan satisfechos...

¡Y el café a 80 céntimos!