Hogar, peligroso hogar
- A los niños nos encanta meter los deditos en todos los agujeritos que vemos, por eso los papás tienen que proteger tooooooooodos los enchufes de la casa.
- Nos encanta meternos en la boca todas las cosas que nos encontramos en el suelo, algunas pueden ser simples trocitos de pan que se han caído, pero otras veces podemos comernos otras que nos pueden hacer daño en la tripita.
- No gusta subirnos a todos los sitios, a las sillas, a las mesas, a los cojines, a las escaleras, al triciclo, al correpasillos,..., y puede ocurrir que nos caigamos y nos hagamos mucha pupa.
- Si estáis cocinando, no nos dejéis jugar en la cocina, por que nos podemos quemar.
- Hay que guardar los medicamentos y todas las botellas de limpiar la casa lo más alejadas posibles de nosotros, por que tienen formas y colores que nos gustan mucho.
- No nos dejéis nunca solos en la bañera, aunque sólo haya dos dedos de agua, el baño es el sitio más peligroso de toda la casa.
- Si estamos viendo la tele, tenéis que estar con nosotros; por favor, tampoco nos dejéis nunca solos, ya que hay algunos programas que nos hipnotizan y nos atontan; ya sé que es el mejor sistema para mantenernos distraidos, pero no lo utilicéis; claro que en algunos casos esto es muy complicado, por que los papás ya están atontados de tanto verla; en muchos casos la televisión es el objeto más peligroso de la casa, muchos más que la cocina o el baño.
Quizá haya muchas más cosas peligrosas en una casa, pero ahora mismo no lo recuerdo, seguro que a vosotros se os ha venido a la cabeza alguna otra.
Mi papá se dedica a eso de no sé qué de la prevención de riesgos en el trabajo, que para muchos es una tontería, pero que si todos se preocuparan un poquito se podían evitar muchos accidentes.
Por que ¿hay alguien más tonto que el que se ha cortado un dedo o se ha fastidiado un ojo o que se ha abierto la cabeza, por no utilizar las medidas de protección adecuadas?, seguro que conocéis a algún carpintero que demuestra sus años de experiencia, enseñando el número de dedos que le faltan de la mano, ¡ja!
Y, ¿de verdad que un papá o una mamá quiere a su hijo cuando le deja jugando solo con botones (¿si nunca se metía nada en la boca que no fuera comida!), o jugando cerca de muebles con botellas de lejía (¡si estaba bien cerrada y no tenía fuerzas para abrir el armario! dicen luego), o no le ponen el cinturón en el coche (¡si íbamos aquí al lado!),...?, ¡ja!.
Por favor, si nos queréis de verdad, no nos dejéis nunca solos y protegédnos de los peligros.
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