Objetos útiles (II)

Quizá una de las cosas que más hemos sacado provecho (tanto mis papás, como yo) es la trona portátil, sí, sí, portátil.

Seguro que a más de un papá les ha ocurrido que van a un restaurante a comer y éste no tienen tronas para los bebés (que ya tiene narices), pero es que además, con las sillas que hay, nosotros no llegamos a la mesa para comer. Pues ahí es cuando aparece la trona portátil o de viaje o móvil o como queráis lamarla.

Hay varios modelos, pero la que yo tengo es como un pequeño maletín que la base se puede hinchar más o menos y que se ata a la silla donde me vaya a sentar.

El espectáculo está cuando mi papá tiene que montar la trona en la silla, ya que se ata en el respaldo y en el asiento de la silla y aún siendo fácil montarlo, es ahí cuando mi papá empieza a darle vueltas a la silla y a la trona hasta que consigue que se unan como si fueran una única cosa.

Y diréis, pues el niño se cae de la trona. Pues no, porque también hay enganches para atarnos a la trona y no movernos del sitio.

Vamos, yo creo que es útil. Y si también disponemos del babero de plástico, pues ya tenemos toda la equipación para poder disfrutar de la comida tanto nosotros como nuestros papás.

Lo que no me gusta es que como es un maletín tan chiquitito, mis papás me lo dan por que les hace gracia que lo lleve como si me fuera de viaje, y con la gracia al final termino llevando yo el maletín hasta el restaurante. ¡Explotadores!