¡Que remedio!
Hoy me he levantado un poco raro; tenía hambre, pero me dolía la tripita.
Hemos ido a la pediatra y nos ha dicho que era muy probable que estuviera estreñido, vamos que no podía hacer caca.
La pediatra ha recomendado a mi mamá un remedio casero y de toda la vida y que me imagino que a todos os han hecho alguna vez; sí, sí, el de meter el termómetro mojadito en aceite por el culito hasta que lo eche. Mi mamá ha llamado a las abuelas y claro han dado su consejo infalible: "Hazlo mejor con una ramita de perejil", "No, no, es mejor una ramita de geranio". Vamos que el caso era meterme por el culito algo mojado en aceite. ¿Y por qué no se meten ellas el palo de la escoba?.
Bueno, pues al final ha ganado el perejil, del que tenían puesto a San Pancracio, y mojadito en aceite, pero no un aceite cualquiera, no, nada más y nada menos que un virgen extra.
Total, que el remedio ha funcionado, no me ha dado tiempo a avisar y he cambiado el gotelé de mi habitación. Vamos, que el atasco era mayor de lo que pensábamos.
El resto del día he funcionado de maravilla, aunque se han olvidado de cambiarme el pañal en una de las tomas de "teta-brick" y el pañal en vez de tener microperlas absorbentes, tenía collares de Majórica.
Y eso es lo más interesante que me ha ocurrido hoy; quizá a vosotros no os parezca interesante, pero para mí, esto ha sido toda una experiencia y para la pared de la habitación, aún más.
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