¡Hogar, dulce hogar!

¡Por fin he llegado a casa!
Tengo una habitación para mi solito, con un montón de cacharritos, como la cuna, el armario, el cambiador, la bañera, el carrito con sus complementos, la cuna de viaje, la hamaca, la trona (para cuando sea más mayor), así como otros pequeños utensilios como los biberones (que son algo parecido a la teta pero plastificado), los chupetes (tres cuartos de los mismo, pero esta vez sin leche), el aspirador de los mocos (que ya se lo podían meter mis papas por el ...), los pañales (montañas de pañales), las toallitas (montañas de toallitas), etc., etc. Como dice mi mamá, soy igual que la Barbie y sus complementos, pero a tamaño real.
Por cierto, que cuando he llegado a casa estaban de nuevo los señores borrosos que estaban en el hospital, repitiendo las mismas frases absurdas: "¿quién es el niño más guapo?", "gugu", "aajo, aajo" y todas con un soniquete cantarín.
Hoy a sido la primera vez que he escuchado a mi papá cabreado, en mi corta vida, cuando ha visto por la tele al señor José Blanco diciendo que: "... él considera muy importante los idiomas y por eso lleva a su hija de cuatro años a un colegio británico".
"Manda huevos" a dicho mi papá al escuchar tan increibles palabras salidas de un representante del gobierno, a parte de otras palabras sueltas y frases que sonaban muy feas y que al ser un bebé no puedo repetir.
Bueno, yo a lo mío, a por la teta.
Hasta mañana